La Niña que nunca fue
Anoche me llamo Elena.
Estaba durmiendo.
Me llamo pero no me despertó.
Habría sido difícil ya que nunca nació. Quizás por eso fue que su mensaje no tenía palabras, solo un disperso espectro de emociones. Todas las emociones de una vida.
Las compartió conmigo pero claro, no las puedo descifrar.
Solo sentir.
No siente tristeza sino curiosidad. Y mucho amor pero desanclado, buscando donde posarse, como hacerse realidad. Y tanta, tanta curiosidad. Pero sin forma de expresarse.
Pero me buscaba y me sigue buscando y de alguna forma me ha encontrado.
¿Y ahora Qué?
Y ¿Por qué traduzco sus emociones al español?
O ¿será que es solo un sueño y yo sigo durmiendo?
O qué tal si yo tampoco he nacido, solo creo recordar un sueño, dentro de un sueño, dentro de un sueño.
¿Qué tal?
¿Serán esas dos palabras una traducción parcial de su mensaje?
Anoche me llamo Elena.
Estaba durmiendo.
Me llamo pero no me despertó.
Habría sido difícil ya que nunca nació. Quizás por eso fue que su mensaje no tenía palabras, solo un disperso rango de emociones. Todas las emociones de una vida.
Las compartió conmigo pero claro, no las puedo descifrar.
Solo sentir.
_______
© Guillermo Calvo Mahé; Manizales, 2016; todos derechos reservados